En el estudio ‘Los monos pagan por ver’ (Deaner, 2005), científicos de la Universidad de Duke determinaron cómo algunos primates están dispuestos a ceder parte de sus beneficios por ver imágenes de líderes destacados de su comunidad, mientras que ni siquiera son capaces de levantarse para contemplar a otros. ¿Cuál es el cálculo coste beneficio que realizan los macacos antes de realizar esta acción?, en palabras de Deaner, “tales habilidades significan superviviencia: controlar las caras de personas que podrían golpearte o robarte la comida, es la clave para mantenerse con vida” (ChaseStaff, 2005).

Los líderes ejercen un poder cohesionador que se sustenta y perdura a través de la transmisión cultural de las sociedades. Porque el proceso de socialización es una dinámica de aprendizaje, de adaptación al medio que conforman otros, un devenir en el que el líder asume el papel afectivo que, desde el nacimiento, se suele atribuir a madres y/o padres.

En esta sociedad posmoderna, que intenta aferrarse al determinismo, nos vemos obligados poner en duda lo tradicional para buscar nuevos caminos de adaptación emocional y física a los cambios que vienen. Buscamos nuevos referentes en la paternidad, reinventaros viejos paradigmas en la ciencia y proyectamos la necesidad de discursos que nos arrojen certeza frente al movimiento constante. Natera (1998), en base a los postulados de Bryman (1992), Kotter (1990) y Zaleznik (1993), habla de 'Nuevo Liderazgo', un concepto caracterizado por la capacidad de cambio, la visión, el compromiso, el esfuerzo y la motivación de personas que, sin caer en la idea clásica del líder carismático, han nacido con el más preciado de los dones actuales: el sentido común.